Rioja

 La Denominación de Origen Calificada Rioja es una de las primeras D.O. españolas, no solo en el orden cronológico, sino por  la importancia y calidad de su viñedo y de sus vinos, por la amplitud creciente de su mercado en España y en la exportación, por el prestigio de sus bodegas y marcas y por la actividad, organización y funcionamiento de su Consejo Regulador.

Antecedentes históricos.-

Los antecedentes del cultivo del viñedo en el valle del Ebro se remontan al siglo VI a.C., desde las primeras incursiones de pueblos de origen griego y fenicio, que cultivaron la vid en forma de parrales. Estas plantaciones iniciales, destinadas a la producción de uva  y vino, sufrieron todas las vicisitudes de las diferentes invasiones.

A esta zona le afectó tambien la prohibición del emperador Domiciano en el siglo I de ampliar las plantaciones de viña en las provincias romanas, entre ellas Hispania, e incluso de arrancar gran parte de las plantaciones existentes.

Comentario.- Como sabemos esta prohibición tan drástica, se justificaba para evitar las incursiones de los pueblos bárbaros por el atractivo que suponía la existencia de uva y de vinos, pero que en realidad era para evitar la competencia de los vinos de Hispania, que gozaba de la preferencia de los consumidores sobre los propios vinos de Roma.

En la Edad Media, los monasterios y abadías constituyeron un punto de apoyo muy importante como refugio de plantaciones, del cultivo y elaboración del vino, especialmente en épocas de los ataques de los pueblos godos y posteriormente de los musulmanes, como el caso de los monasterios riojanos y abadías de San Millán de la Cogolla, Albelda, Valvanera, Yuso, etc.

Probablemente el vino de Rioja inspiró a los autores de los códices, como a Gonzalo de Berceo, para componer los primeros versículos de la lengua romance que dio lugar al castellano y lengua española.

La mayor parte de las Ordenes o mandatos sobre la vid y el vino eran de ámbito local y de carácter proteccionista de la producción propia  frente  a los vinos de otros pueblos o regiones; por ejemplo no se podían importar vinos de otras áreas hasta que el vino producido en la propia zona hubiera sido ya consumido, para evitar comparaciones y distorsiones de la economía local.

Resultan curiosos los decretos de Sancho IV el Bravo, y sucesores, en el siglo XIV protegiendo los vinos de Castilla y prohibiendo o dificultando la entrada de vinos procedentes de Navarra o de Rioja, incrementando los derechos de comercio, o alcabalas, o prohibiéndola totalmente.

El Camino de Santiago, con antecedentes del siglo IX pero que realmente se consolidó a partir del siglo XI, que cruzaba la Rioja, constituyó un medio de difusión de los vinos riojanos entre los peregrinos que procedían de toda la Cristiandad, que tambien contribuyeron a la difusión de las variedades de vid autóctonas de sus países y las de todo el trayecto vitícola del Camino en territorio español; este proceso afectó sin duda a las variedades de uva más clásicas como el Tempranillo, Cariñena y Albariño, aunque no fueran conocidas entonces en los países de destino por sus nombres auténticos.

En los siglos XV a XVII dominaba el vino blanco, pero paulatinamente se inicia una dominancia hacia el vino tinto.

En el siglo XVIII la crisis colonial afectó a la economía española, y en particular a la riojana, pues ya existía una demanda de vino de Cuba y de Filipinas.  Había  un notable minifundismo en la viña y en las bodegas y  se llegó a la conclusión de la necesidad de constituir sociedades como la antigua Junta de Cosecheros de la Rioja (fundada en 1790 en la villa de Fuenmayor) para adoptar medidas colectivas de defensa del viñedo y de promoción del vino.

En la segunda mitad del siglo XIX se inicia la invasión de la filoxera en Europa, que arruinó el viñedo francés y el de otros países. Como la filoxera se retrasó en su entrada a España, muchos y grandes viticultores franceses se trasladaron a la Rioja para buscar nuevos terrenos exentos de filoxera, con lo cual se inicia una gran expansión del viñedo riojano y la introducción en su negocio de apellidos franceses; además las deficiencias de producción en Francia hicieron resurgir la producción de vinos tintos de la Rioja para sustituir su demanda.

De este modo, el mayor contacto con la viticultura francesa y en particular de Burdeos, mejoró la tecnología de la elaboración y conservación del vino, como el empleo de pajuelas de azufre, la utilización de toneles de madera de roble como medio de transporte y maduración de los vinos, los trasiegos para la eliminación de lías, etc.

Como es sabido la invasión de la filoxera comenzó por Inglaterra y Francia, como consecuencia de la importación de plantas procedentes de América, por viveristas y coleccionistas y para realización de experiencias; con la planta se introdujeron larvas de este insecto que rápidamente invadieron el viñedo europeo.

El ataque de la filoxera tuvo consecuencias catastróficas reduciendo el viñedo de Francia a menos de la mitad, con las consecuencias sociales y económicas correspondientes. Después de múltiples estudios y ensayos fue resuelto el problema mediante la utilización de portainjertos americanos, sobre los que se injertaba la vitis vinífera o vid europea; pero todos estos estudios llevaron a la renovación del viñedo, a la mejora de la tecnología del cultivo y de la elaboración del vino.

Antes de la filoxera aparecieron el mildium y el oidium, tambien procedente de América, plagas que no llegaron a alcanzar la gravedad de la filoxera y que se resolvieron más fácilmente mediante la aplicación directa sobre las cepas de azufre en polvo y sales de cobre.

La crisis francesa del vino dio lugar al incremento de relaciones comerciales entre Burdeos y Rioja; había empresas que adquirían las cosechas enteras de firmas riojanas, que se transportaban por ferrocarril a Francia.

El empuje y renovación de la Rioja vino de la mano de pioneros españoles que se instalaron en el mundo vitivinícola con nuevas bodegas e inversiones, como el Marqués de Murrieta (Haro), el Marqués de Riscal (Elciego), López Heredia (Haro), Federico Paternina (Olláuri), Bodegas Riojanas (Cenicero), Rioja Alta (Haro), CUNE (Haro), Martínez Lacuesta (Haro), Azpilicueta (Fuenmayor), Bodegas Bilbaínas (Haro), Montecillo (Fuenmayor), etc.

A partir de 1888 se empezaron a crear en España las Estaciones Enológicas, y entre ellas la de Haro, cuya actividad inicial fue realizada por el ingeniero agrónomo Víctor Cruz Manso de Zúñiga. La Estación prestó grandes servicios en la difusión de las técnicas de viticultura (portainjertos, podas, plantación, plagas, etc.) y sobre la nueva tecnología de elaboración de vinos. El papel de la Estación de Haro fue muy importante durante la época de la filoxera con el estudio y ensayos de portainjertos, y posteriormente difundiendo el desarrollo vitícola y enológico a través de insignes directores como Antonio Larrea, Angel Jaime y Baró,  Manuel Ruiz, Pedro Benito, etc.

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Zona de producción.

La zona de producción constituye una franja paralela a la dirección del Ebro, entre las latitudes Norte de 42º 03’ y 42º 39’ y longitudes Este- referidas al meridiano de Madrid-  de 0º 34’ y 2º 0’.

La altitud media de la zona está comprendida entre 600 y 300 m. Al oeste se encuentran las altitudes superiores de la Rioja Alta, por ejemplo Haro con 480 m., mientras que en la Rioja Baja, a medida que desciende el Ebro, en Alfaro, la altitud media es de 300 m.

El accidente orográfico más destacado es la gran depresión del Ebro, con una marcada influencia climatológica en toda la zona de producción.

En toda la zona de producción existe un buen nivel de iluminación, de temperaturas, y una buena distribución pluviométrica durante el período vegetativo, etc., factores que hacen de Rioja una de las zonas más favorables para el cultivo de la vid, con producciones de vino de alta calidad.

La densidad del cultivo del viñedo tambien es destacable, con municipios que superan el 60% de la superficie agrícola, como Villanueva de Alava ó Elciego. En general en Rioja existe bastante parcelación; las parcelas con superficie inferior a 0,1 ha. representan en total el 4,5% de la totalidad del viñedo y están situadas preferentemente rodeando a los grandes núcleos vitícolas. La moda de superficie de parcelas, corresponde al entorno de 0,1 a 0,25 ha. que en total representan el 20,3% de la superficie de viñedo; le sigue el entorno de parcelas entre 0,25 y 0,50, que suman en total el 30% del viñedo.

El marco de plantación dominante es el marco real (más del 60% del viñedo) aunque crecen las plantaciones en espaldera.

La cuenca del Ebro cuenta además con afluentes importantes como Najerilla, Iregua, Oja, Cidacos, etc., que crean pequeños valles y microclimas dentro de la región.

Los terrenos dominantes son de origen terciario, con aluviones cuaternarios. La mayoría de los suelos pertenecen al grupo pardo-calizos, con distintas proporciones de arcilla y óxido de hierro, además de un amplio espectro de suelos, de areniscas, arcillas y margas.

La superficie inscrita en la campaña 2007/08 fue de 63.600 ha., con 18.200 viticultores y 1.210 bodegas.

La Tempranillo es la variedad tinta de mayor extensión, pues ocupa unas 19.250 ha. que representan el 52,7 de la superficie vitícola de la zona de producción. Es una variedad de alta calidad, por su buena graduación glucométrica, la riqueza y estabilidad de su materia colorante, por el equilibrio de su acidez, etc. Se la considera como la variedad de uva tinta de mayor calidad autóctona de España, muy difundida en numerosas zonas vitícolas, y que en la Rioja está presente en 116 municipios de los 118 que comprende la zona de producción.

La variedad que le sigue en superficie es la Garnacha tinta, que ocupa 8.850 ha., que representa el 24,3% de la zona de producción. Se extiende por toda la zona de producción, pero especialmente en la subzona de la Rioja Baja.

La Mazuela solamente comprende 1.160 ha., es decir el 3,2% de la zona, seguida de la Graciano, tambien tinta, que cuenta solamente con 172 ha. que representa menos del 0,5%. Ambas variedades entran frecuentemente en la composición de los vinos de Rioja, aunque tambien hay elaboraciones monovarietales.

Las variedades foráneas tintas como la Cabernet Sauvignon, Syrah, etc., tienen muy escasa representación en La Rioja.

La variedad Calagraño, que tambien es tinta, no es comparable a las anteriores en calidad, pero es muy rústica, lo que justifica que se haya extendido por ciertos municipios como Alcanadre. El objetivo unánime de la calidad ha hecho que la superficie de esta variedad vaya decreciendo.

Entre las variedades blancas destaca la Viura con 5.716 ha. (15,7%) que se extiende principalmente por la Rioja Alavesa con un 75,4% del total. La Malvasía riojana es de menor extensión, pues cubre menos de 100 ha., le siguen otras variedades de uva blanca como la Garnacha blanca, Maturana y Tempranillo blanco.

En cuanto a la distribución municipal del viñedo, destaca en la Rioja Alta Cenicero con 1.500 ha., San Vicente de la Sonsierra 1.400 ha., Fuenmayor más de 1.000 ha., Huércanos, San Asensio, Briones, Navarrete, Haro, Nájera, Abalos. etc.

En la Rioja Baja destacamos los municipios de Alfaro con 1.630 ha., Aldeanueva de Ebro, Autol, Arnedo, Ausejo, etc., con la Garnacha como variedad predominante.

La subzona de la Rioja Alavesa está en el margen izquierdo del Ebro, en la provincia de Alava, donde se encuentran municipios tan importantes como Elciego, Labastida, Laguardia, Lanciego, Oyón, Samaniego, etc., donde tambien predominan las plantaciones de Tempranillo.

Respecto a los portainjertos, destaca el Couderc 3309 (24.400 ha.), seguido del Millardet 41 B (21.900 ha.), el Richter 110 (17.400 ha. – 47,8%), seguidos del Castell 6736 y el Couderc 161-49. El Rupestris de Lot mantiene aún una superficie importante de 12.700 ha. (equivalente al 35%). Sin embargo, a medida de la aparición de clorosis en las hojas por el exceso de caliza activa va retrayéndose su utilización.

El Reglamento vigente establece que la producción máxima por ha. es de 65 Qm. de uva para las variedades tintas y de 90 Qm. para las blancas. El Consejo Regulador puede reducir o aumentar estos límites en un pequeño porcentaje en función de la evolución de la cosecha y su calidad.

El rendimiento máximo de la uva en mosto es de 70 l. de mosto por cada 100 kg. de vendimia.

El Reglamento de la Rioja ha sido como el pionero de los Reglamentos de D.O., pues en él se introdujeron por primera vez  los  Registros de viticultores y de bodegas, el concepto de separación de bodegas, exigiéndose que toda bodega dedicada a Rioja estuviese separada por vía pública, de cualquier otro local donde se elaborasen productos vitivinícolas, pauta que han seguido la mayor parte de los Reglamentos de otras D.O.

La implantación de todos estos principios en la D.O. Rioja fue un proceso progresivo, adoptado por el propio sector viticultor y bodeguero, consciente de la repercusión de estas medidas sobre el futuro de la D.O.

 

Denominación de Origen Calificada y embotellado en origen.

Desde 1980 el Consejo Regulador manifestó su interés constante en ir suprimiendo paulatinamente la expedición de vinos a granel,. En el año 1993 toda la expedición de vinos, tanto al  mercado interior como en el de exportación se hizo ya en botella.

A la vista de esta situación, de expedición exclusiva del vino embotellado, el Ministerio de Agricultura accedió a la petición del Consejo Regulador de considerar la Denominación de Origen como Calificada, de acuerdo con el artículo 86 del Estatuto del Vino de 1970, que imponía este requisito, entre otros.

De esta decisión surgió el litigio de la firma Delhaize-Frères de Bélgica, que tradicionalmente importaba vinos a granel de la bodega riojana AGE.

A la vista del acuerdo del Consejo Regulador, aceptado unánimemente por el sector, AGE desistió de esta exportación a granel, y la firma Delhaize levantó un recurso contra este Acuerdo ante la Corte de Justicia europea.

Este litigio se estudió y trató durante varios años, a nivel de Comisión de la UE, del Consejo, y de la delegación española.

La Corte de Justicia europea, en una primera resolución, consideró que esta negativa de exportación a granel, podía considerarse como una medida de efecto equivalente a una restricción cuantitativa a la exportación, prohibida en el artículo 34 del Tratado de Roma, estimando como argumento que si el vino de Rioja podía comercializarse a granel entre bodegas en el interior de la zona de producción, por la misma razón estimaba que podía exportarse a granel en el interior de la Unión Europea.

La delegación española rebatió esta resolución en el seno de la Comisión, y entre los muchos argumentos empleados, señalamos los siguientes:

1º.- La frontera que delimita la zona de producción de Rioja es de carácter jurídico y no es la frontera fisica que delimita la Unión Europea. Un vino de Rioja puede transportarse a granel o en barrica entre bodegas inscritas en la D.O. para terminar su proceso de elaboración o de crianza, bajo el control constante del Consejo Regulador. Otra cosa muy diferente es la exportación a granel a otros países de la Unión Europea con los riesgos que conlleva de cambios de temperatura y de presión, de agitación del vino, de falta de control del producto, etc.

Esta teoría de la sentencia podría ampliarse a la propia uva para ser transportada a granel y elaborarla en otro país de la UE, lo cual está en contradicción evidente con las propias normas vigentes de la Unión Europea sobre v.c.p.r.d.

2º.- La elaboración de un vino hasta que alcance la calificación de la D.O., no termina con su fermentación alcohólica, sino después de un proceso de maduración o de envejecimiento en su caso, que debe transcurrir en la propia zona de producción, dada la influencia que sobre la crianza o envejecimiento del vino, tienen los factores climáticos y los factores humanos de cada zona productora.

De otro lado, un vino no es un producto absolutamente estable, y sus características organolépticas y de composición están supeditadas a los cambios de temperatura, presión atmosférica, transportes, etc.

Aunque las prácticas enológicas estén normalizadas en el interior de la UE afectan de diferente forma a la naturaleza del producto, según el momento en que se realicen, la temperatura ambiente, etc.

Una simple práctica enológica autorizada, como el trasiego del vino, o el tratamiento por frío, o una clarificación, puede ser nefasta según el modo y la oportunidad de su realización, etc.

3º.- La D.O. es un patrimonio de los viticultores y elaboradores de una determinada región geográfica, cuyo renombre han conseguido en el transcurso de sucesivas generaciones. Esto hace necesario que el producto salga de la zona totalmente terminado, no como simple materia prima (uva, mosto o vino no terminado), para que  otras bodegas concluyan el proceso de elaboración y procedan al embotellado sin el control del Consejo Regulador sobre su pureza y garantía de origen y calidad.

Ante esta argumentación, el Colegio de Comisarios de la UE reconsideró las graves consecuencias que podía acarrear esta Sentencia de la Corte de Justicia, que finalmente fue sustituída permitiendo la aplicación de normas más estrictas por parte del Consejo Regulador o del órgano rector de cada Denominación de Origen, encaminadas a asegurar el control y la garantía de origen de los vinos protegidos, dando la razón al planteamiento del Consejo Regulador y del Ministerio de Agricultura de España.

Esta segunda Sentencia tuvo un efecto muy positivo sobre la exportación de Rioja en botella y de su garantía ante el consumidor, camino que han seguido otras Denominaciones de Origen extranjeras, como la D.O. Porto.

Durante el transcurso de este litigio los restantes países productores de la UE quedaron al margen de la discusión y concretamente Francia, donde existía un régimen de autorización para la elaboración, envejecimiento y embotellado de los vinos fuera de su zona de producción; este era el régimen de los llamados négociants autorizados a comprar los vinos en las áreas de producción después de su fermentación alcohólica y transportarlos a sus propias bodegas situadas en el exterior de la zona de producción (París, etc.) y terminar en estas bodegas la evolución, maduración y envejecimiento de los vinos hasta el mismo embotellado, quedando autorizados para comercializar el vino con Denominación de origen, con añada, etc.

Esta situación está muy difundida en Francia, pero afortunadamente nunca ha existido en España.

          El reconocimiento de la D.O. Calificada fue un largo proceso hasta que se cumplieron todos los requisitos que establecía el artículo 36 del anterior Estatuto del Vino de 1970, que correspondió a la época en que era Presidente del Consejo D. Santiago Coello.

Comercio.

En la campaña 2007/2008 el comercio interior absorbió 1.814.000 hl. que representó el 68% de la producción. De este volumen 106.000 hl. correspondieron a vino blanco; 73.000 hl. a vino rosado, y 1.634.000 hl. a vino tinto.

Respecto al comercio exterior el volumen total fue de 836.000 hl. (32% de la producción), con la siguiente distribución: 4.200 a vino blanco, 33.700 a vino rosado y 758.400 a vino tinto.

Otras cuestiones y parámetros técnicos.-

          La denominación crianza exige que el vino tenga dos años de antigüedad después de la vendimia. En los vinos tintos debe comprender un envejecimiento en barrica de roble de 225 litros, mínimo de un año, y el resto en botella. En caso de vinos blancos el período de barrica se limita a seis meses.

          La denominación reserva exige que el vino tenga una antigüedad de 36 meses, de los cuales 24 en barrica de roble si es vino tinto y seis meses como mínimo si es vino blanco.

          La denominación gran reserva exige una antigüedad de 4 años, de los cuales 24 meses en barrica y 36 en botella en caso de vinos tintos. Si son vinos blancos 48 meses de envejecimiento total, de los que 6 en barrica.

          La densidad de plantación oscila entre 2.850 cepas por ha. a 10.000, según las variedades de uva. El número de yemas por cepa oscila entre 12 y 16.

          La acidez volátil de los vinos del año no debe superar a 0,05 g. por litro y por grado alcohólico adquirido.

          Respecto al sulfuroso total, debe ser inferior a 180 mg/l. en vinos blancos secos, o menor de 140 mg/l. en vinos tintos secos.

La graduación alcohólica mínima de los vinos tintos de Rioja Alta y de Rioja Alavesa, debe ser de 11,5% vol. y de 12% vol. en la Rioja Baja.

Tambien pertenecen a la zona de producción, concretamente a la subzona de la Rioja Baja, seis municipios colindantes que pertenecen a Navarra en la orilla izquierda del Ebro, que por las características de los suelos, la climatología y las variedades de vid (Tempranillo y Garnacha) son continuidad de los municipios de esta misma subzona.

          Por otra parte, y al margen de la D.O. Calificada Rioja, debemos recordar que en ciertos municipios de esta área de producción está permitida la elaboración de vinos espumosos con la Denominación Cava que comprende el área de Haro, el área de San Asensio, la zona de Grávalos y las áreas de Oyón y Mendavia.

 

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